Esperar el momento oportuno para escribir el gran poema,
permanecer, con las manos extendidas, para recibir y guardar lo más que se pueda de esa construcción perfecta del gran poema que se aproxima;
detenerse mientras tanto, llenarse la cabeza de anestecias para soportar este mundo inefable;
sentarse en el sofá limpio y mirar sobre la limpia pared el bello cuadro de siempre;
hacerse una limonada con tanta azúcar con tanta agua con tres limones;
hablar en el trabajo nuestras quinientas palabras
y prepararse para responder a gestos diferentes según el área que a cada quien le corresponde;
comprar comer comprar comer mirar la tv;
no desvelarse, mirar en el espejo eso que valemos, eso que nos importa,
y estar siempre pendientes para cuando el despertador nos ordene vivir.
Va! Qué perfecto poema somos.
1 comentario:
Hola Melqui, aqui me tienes de nuevo leyendo tus poemas. sabes...es un gusto hacerlo, porque puedo salir de la rutina de la vida y porque sè que siempre se puede ver el lado positivo de todo cuanto pasa a nuestro alrededor.
Que tengas un excelente dia.
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