jueves, 4 de febrero de 2010

Tus maneras de sobrevivir

Te mueves así, por dentro de mi vida
Por adentro y desde afuera,
Sobrevives porque sobreviven igual las cafeterías
(que miro con evidente soledad)
y porque las calles de la ciudad están hechas para caminar por las noches,
sobrevives sin más
en la volatilidad de tus palabras
en tu tajante manera de cerrar los ciclos de tu propia existencia,
sobrevives también porque yo me pregunto de pronto dónde estás
(y no sabes a dónde me lleva la imaginación)
Y estás sonando a cada rato en Lady blue
En mi tararear de una canción de trova ya olvidada,
Realmente permaneces eternizada en tus frases cortas e ingeniosas,
Vives en los libros
Supervives en Cortázar al que recurro con cierta frecuencia
Existes cuando estoy cerca de convertir en tinta las palabras
Y existes en las noches, en el aire misterioso de los sonidos de mi cuarto,
En las llamadas que no haces,
Los mensajes que quizá piensas,
Vivís en mis ganas
En lo imposible
La impredecibilidad
Aquí, sin mi, sobrevivís y te espero
(te espero como la noche espera el silencio)
Sigo adentro de la pecera para cuando nos hagamos viejos
Para cuando alguno de los dos quizá no mire y el otro lea en voz alta
Te espero porque hay más café que vida
Y las cafeterías sobrevivirán aunque nuestras ganas desvanezcan o se pierdan o se dejen
Aunque aún después de este texto y los demás que escriba siempre estarás después del punto final.
¿Te das cuenta de lo pequeño que somos?