jueves, 10 de julio de 2008

Palabrando

En un encuentro caótico de todos los días, salen al frente mis palabras, como terribles camicaces que dicen más que uno y apenas si se alcanzan, en esa vuelta infinita y sobre natural que dan sobre la imaginación. Lo menos que puedo hacer es sorprenderme y guardar silencio, mientras mis manos tratan de explicarme algo. Las notas literarias de la realidad son una distorsión, pues el arte al fin y al cabo es una bella distorsión de la realidad. Siempre me pregunto si vale la pena escribir. Desde luego, uno nunca termina por describir sus sentimientos, sus sueños, sus afanes, las cosas que le afectan, lo que se mira, lo que se inventa, el tiempo con el que se juega, la muerte que ronda tras nuestros huesos. Es imposible. Sentir y decir o escribir mediante signos es una cosa difícil.

lunes, 7 de julio de 2008

Qué decir

Hay tanto qué decir, más allá del teclado donde amenaza la lluvia.

Dentro de mi, hace mcuho que llueve.

Mejor Borges o Dostoyevski, lo mío es apenas un murmullo de algo.