martes, 30 de marzo de 2010

Pataleo de mis manos

Es una pendiente muy pronunciada sobre la que voy cayendo cuando escribo y en vez de emocionarme, tengo ganas de guacarear; mis manos se apresuran a escribir ideas que aún no he pensado y mi esfuerzo consiste en ordenarlas de tal manera que mi disparate no sea tan evidente. Quisiera decir que mis manos Vuelan pero la frase me sale muy fumada, por esos mis manos sólo corren o patalean o ni eso. Y van creando un paisaje descompuesto, como trapiando un piso con todas las ganas de no hacerlo. Días como hoy que no logro detenerlas, parecen dos partes independientes de mi cuerpo. La derecha escribe y la otra se mueve solidariamente. Por eso he preferido, a veces, dictar al silencio de la noche mis pensamientos, re-sentimientos, reflexiones estúpidas, mentadas con nombres, frustraciones, ideas pendejas, etc. Así mantengo cierta cordura (al menos en mis manos) y mi sangre fluye de manera estable. Luego no entiendo nada de lo que escribo. Y diría que no soy yo completamente el que escribe, escriben completamente mis manos. No suena mal. Quiero decir que la culpa la tienen mis manos y cualquier conclusión más o menos profunda a la que pretendan llegar, no lograrán nada. Yo no tengo necesidad de escribir ni creo en la inspiración. Ahorita debería estar durmiendo. Pero el silencio de la noche no está para vociferar estupideces ni frustraciones ni re-sentimientos, etc. Ni mentadas con nombre.

sábado, 27 de marzo de 2010

Mi provisión para abatir tu ausencia

Hay un poco de tu aroma encerrado en un frasco pequeño
y el frasco es mío
lo tengo en mi cuarto a un lado de mi cama,
está bien cerrado (no hermético) sólo bien cerrado
para que escape en dosis mínimas,
confieso que tengo miedo que un día, después de las horas de trabajo
lo encuentre por toda la casa, saliendo por la ventana,
alojado en el patio como muriéndose o intentado huir con el resto del aire,
hasta hoy sigue quietesito, igual que si durmiera.
Estoy seguro, llegará el momento de abrirlo, en una situación de emergencia,
en temporadas que no sepa nada de ti
cuando no haya más motivos para seguir haciendo mi mala literatura
cuando en mi corta memoria te vayas diluyendo y me gane el miedo de perderte por completo
si mi vida se convierte en una línea recta
si caigo enfermo, si me da por leer libros enteros de autoestima,
o lo abriré para despedirte
despues de una carta o un mensaje o una llamada donde digas que ya no quieres saber maldita cosa de mi.
Me he dado cuenta que conforme transcurren los días tu olor dentro del frasco va tomando un color amarillo, a veces me da por pensar que sabe a piña, incluso hay ocasiones que lo observo detenidamente y eh llegado a suponer que quizá sea solo una frase tuya lo que hay ahí. No lo sé.
Bueno, es posible que la curiosidad haga que termine por abrirlo. Tampoco sé.

lunes, 8 de marzo de 2010

Corte al día

I No te guardo rencor por todo este desorden
II Es usted un acontecimiento y un apuro
III No tienes conciencia de tus efectos sobre mi
IV Pero tienes mi gratitud